Como a veces no puede dormir, en vez de contar corderitos contesta mentalmente la
correspondencia atrasada, porque su mala conciencia tiene tanto insomnio como él. Las cartas de cortesía, las apasionadas, las intelectuales, una a una las va contestando a ojos cerrados y con grandes hallazgos de estilo y vistosos desarrollos que lo complacen por su espontaneidad y eficacia, lo que naturalmente multiplica el insomnio. Cuando se duerme, toda la correspondencia ha sido puesta al día.
Por la mañana, claro, está deshecho, y para peor tiene que sentarse a escribir todas
las cartas pensadas por la noche, las cuales cartas le salen mucho peor, frías o torpes o Idiotas, lo que hace que esa noche tampoco podrá dormir debido al exceso de fatiga, aparte de que entre tanto le han llegado nuevas cartas de cortesía, apasionadas o intelectuales y que Lucas en vez de contar corderitos se pone a contestarlas con tal perfección y elegancia que Madame de Sévigné lo hubiera aborrecido minuciosamente